Carlos Eduardo Paredes (*)  
1. Durante la primera década del siglo XXI,  la economía peruana registró un crecimiento anual promedio de 5.1%. Esto  permitió que el ingreso per cápita de los peruanos se incrementase en  cerca de 40% durante estos diez años, un crecimiento extraordinario  medido por nuestros estándares históricos. Sorprendentemente, el sector  que más creció durante este período fue el de la construcción, con una  tasa de 6.3% promedio por año. Si el periodo de análisis se restringe al  último lustro, se constata que el crecimiento promedio anual de la  economía fue de 6.8%. ¿Y cuál fue el sector que más creció? ¿Fue la  Minería, que se benefició del boom de los commodities? 
No, a pesar del  boom de los metales, este sector solo creció en 4.1%. En contraposición,  el sector construcción creció en 12.4% por año; sin lugar a dudas, el  sector más dinámico de nuestra economía.2. En el 2009, el año de la desaceleración excesiva, el sector  construcción mostró una gran fortaleza y, a pesar de la crisis, este  creció en 6.1%. De hecho, la construcción fue la responsable de cerca de  la mitad del crecimiento registrado por nuestra economía el año pasado.  En efecto, si durante el 2009 la actividad de la construcción hubiese  permanecido al mismo nivel que en el 2008 (crecimiento cero, mejor que  lo usual en un año de crisis económica, en que normalmente este sector  decrece), el crecimiento de la economía peruana no hubiese pasado de  0.4%. ¡Gracias, señor construcción!
3. Y si en un año de crisis, el sector no perdió su dinamismo y jaló al  resto de la economía, ¿qué es de esperar en este año de reactivación  acelerada? Las cifras de producción correspondientes a marzo muestran  que, durante el primer trimestre del 2010, el sector construcción creció  en 16.8% con respecto al mismo periodo del año anterior. Más aún, la  cifra correspondiente a marzo muestra un asombroso crecimiento de 24.1%  con respecto a marzo de 2009. El sector muestra un extraordinario  dinamismo. El orden macroeconómico, el crecimiento sostenido de la  economía, la reactivación de la inversión pública, la expansión y  abaratamiento del crédito hipotecario, y la entrada de cada vez mayores  capitales y empresas al sector son todos factores que están  contribuyendo al boom de la construcción. ¿Cuánto durará? ¿Cuán  sostenible es el crecimiento que estamos presenciando? Los precios de  las propiedades siguen subiendo: ¿no estaremos viviendo una burbuja?
4. A pesar de que en el Perú no contamos con índices de precios de  residencias, evidencia no sistematizada sobre precios y alquileres, así  como comparaciones con precios en ciudades de países vecinos, indicaría  que muy probablemente no estemos viviendo una burbuja (con notorias  excepciones, como la del balneario de Asia, que obedece a otra lógica,  menos racional). Más aún, es probable anticipar que de mantenerse el  orden macroeconómico y la confianza de los inversionistas, el sector  tiene para muchos años de crecimiento. El déficit de viviendas y  oficinas sigue siendo muy grande, y el apetito por papeles de largo  plazo está muy lejos de poder satisfacerse en nuestro incipiente mercado  de capitales (p.e., hipotecas titulizadas). Claro, que los que pueden  pagar US$ 1,500 a US$ 1,800 por metro cuadrado no se cuentan por las  decenas de miles, pero los que requieren viviendas populares de calidad y  a precios accesibles suman varios cientos de miles.
5. El crecimiento del sector construcción se ha convertido en uno de los  motores de la economía y continuará siéndolo en la medida que el  entorno macro no sufra un deterioro significativo. Como diría un  constructor entusiasta "hay boom pa’ rato". Para afianzarlo en el largo  plazo -y poder atender así una de las necesidades básicas de la  población (vivienda)- es necesario enfrentar algunas debilidades  estructurales, como son la red de agua y desagüe, los lastres impuestos  por la regulación municipal y la imperiosa necesidad de desdolarizar las  hipotecas.
(*) Director de Intelfin y profesor de Economía de la USMP.
Fuente: Diario Gestión.

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